Por Pedro García
Como ocurre con todas las notas periodísticas, aún las noticiosas, el caso de la maestra Elba Esther Gordillo ha quedado inadvertido, salvo en algún tratamiento editorial, y nada más allá. El vértigo informativo lo arrasa todo.
A pesar de ello, bien valen algunos comentarios sobre la señora Gordillo en el sentido de que es la única que ha resurgido de sus “cenizas” jurídicas, políticas y hasta sindicales toda vez de la inquietud que propicia al interior del SNTE el que haya alcanzado su plena libertad.
Dígase lo que se diga, por ejemplo, que el caso fue más político que jurídico, la maestra consiguió derrotar a Peña Nieto y a varios procuradores de justicia, lo cual no es poco.
De todos los dirigentes sindicales caídos en desgracia (por oponerse al Presidente en turno) ninguno había logrado salir del encierro en calidad de victorioso, invicto, ante la PGR.
Desde Salinas de Gortari, quien dispuso de la vida de los sindicatos, varios dirigentes cayeron “jurídicamente” y no volvieron jamás.
En el extremo del autoritarismo, Ernesto Zedillo se negaba a liberar al líder petrolero Joaquín Hernández, por considerarlo una persona peligrosa.
Los sindicatos mexicanos han sido víctimas de sí mismos por la subordinación que sus dirigentes han asumido ante el Poder por conveniencias personales de distinta índole.
Los presidentes de la República meten la mano descaradamente en los sindicatos quitando dirigentes e imponiendo a otros, en un acto de absoluto desprecio a la autonomía de esas organizaciones y de los trabajadores a los cuales representan.
De un día para otro los líderes que son omnipotentes en los gremios, donde nada más hay una voz y una voluntad de mando, caen en desgracia por orden de un Presidente y más les vale apechugar, como fue el caso de Carlos Jonguitud Barrios en el SNTE al que quitaron para encumbrar a Gordillo.
A Gordillo, sin embargo, también la “destituyeron” mediante la defenestración y la orquestación de cargos aparentemente graves, los cuales nunca pudieron ser demostrados por los fiscales, no obstante el formidable poder que representaron en todos los juicos contra la maestra.
Ella está de vuelta y es cuestión de días, el 20 de agosto, para conocer en voz propia todo lo que le pasó jurídicamente por las tantas acusaciones fabricadas, todo lo que padeció en su salud, el trato que recibió en su encarcelamiento y, posiblemente, lo que se propone hacer en la nueva etapa de su vida que se encuentra –a querer o no- en un antes y un después, de la reforma educativa, motivo de su enfrentamiento con Peña Nieto y la iracunda reacción de éste que la llevó al encierro, del cual ha salido libre de pleno derecho.
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A posteriori: la maestra Gordillo, estimamos, ha sido factor de diferencia electoral en dos comicios presidenciales recientes: Calderón versus AMLO y AMLO versus Ricardo Anaya y PRI.
Tan lo fue así en la pasada contienda que el partido creado por ella, Nueva Alianza, fue desairado por los maestros votantes y dio como resultado la pérdida del registro del PANAL.
Es decir, entre los millones y millones de votos a favor del candidato de Morena. Los maestros votaron por López Obrador, quien obtuvo el sufragio de maestros panistas, maestros priistas, maestros perredistas, maestros petistas, maestros morenistas, maestros sentistas (SNTE) y los maestros “gordillistas”, los maestros de todo el país.