Por Pedro García
A poco más de 20 días de registrados los comicios federales y locales, hay aguas turbulentas por elecciones irresolutas no obstante el cuento y recuento de votos que arrojan diferencias mínimas derivando, además, en alegatos sobre serias irregularidades señaladas en la integración de los paquetes electorales, lo que ha dado lugar a la presentación de impugnaciones en el Tribunal Estatal Electoral de Nuevo León.
Así, hay elecciones en distritos locales que están en un tris en donde si bien hay virtuales ganadores, las eventuales resoluciones de magistrados podrían hacer variar resultados, todo esto en medio de un ambiente de tensa calma entre los protagonistas de los litigios.
En recientes casos de voto por voto y casilla por casilla, hay aspirantes que han arañado buenas cantidades de sufragios que significaron una recuperación sorpresiva de votos optando por acudir a las instancias superiores para hacer valer alegatos y arrebatar –mediante la ley- el triunfo.
Jurídicamente, todos los candidat@s tienen derecho al reclamo y no se pueden descartar “volteretas” sorpresivas, mismas que podrían variar la correlación de fuerzas en los poderes legislativos.
La elección, en ciertos casos, sigue “caliente”, el fragor poselectoral en demanda de justicia es encarnizado…
No han faltado referencias de candidat@s que entraron a los comicios cuestarriba, con casi todo en contra, con escasos apoyos o que los registraron al “cuarto para las doce”.
Fueron candidat@s que resultaron de procesos desorganizados -por decir lo menos-, si no es que hasta producto del “manoseo” en donde las imposiciones de “favoritos”, cercanos y compadres fueron el común denominador, propio de prácticas que ya ha comenzado a rechazar la gente, de lo cual no se salva ningún partido: viejos o los de nuevo cuño.
En la “viña” hay de todo, impugnaciones variopintas, algunas para alcaldes, otras para el Legislativo.
Un caso peculiar es el de la ciudadana Marcela Dueñas. Es singular porque es una candidata que entró a la competencia sin tiempo para dar la batalla. Cuando ella entró a la contienda por el Distrito 14 local, la campaña entraba en el crepúsculo: ¡veinte días antes del día de los comicios!, el 1 de julio.
Y me dice su equipo que Marcela Dueñas fue víctima de un proceso de indefiniciones, en donde –lamenta su equipo de campaña-, la traían de un lado para otro, sin determinarle las siglas que defendería.
También, me hacen referencia, Marcela sufrió zancadillas y boicots a sus estrategias para custodiar su elección en el Distrito 14 local, lo cual le limitó la defensa de sus votos por la falta de representantes en las casillas de votación.
Era como un intento de que Dueñas perdiera. Compañeros periodistas me comentan al respecto que así proceden los partidos: cuando advierten que alguno de sus militantes o postulados son aguerridos y no se dejan, los registran en distritos “perdedores” o simplemente les sabotean la elección, escatimando los apoyos.
No obstante, me refiere el equipo de Marcela Dueñas, ella sigue dando la batalla en los tribunales, convencida de sus posibilidades de conseguir la victoria final, luego de que en el recuento voto por voto-casilla por casilla, está cerca del primer lugar, a poquito más de 12O sufragios, diferencia que se podría evaporar si los magistrados del TEE, valoran los alegatos de sus abogados. De toda suerte, agregan, Marcela tiene aún el TEPJF.