Entierran al rey Abdullah en el cementerio de Al Aud

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Inmediatamente después de la oración en la mezquita de Turk bin Abdullah, el cuerpo del rey Abdullah bin Abdelaziz fue sepultado en una tumba sin nombres o marcas

RIAD, Arabia Saudita, ene. 23, 2014.-El cuerpo del rey Abdullah bin Abdelaziz fue envuelto en una mortaja simple y trasladado en una ambulancia común hasta el cementerio de Al Aud, situado en la zona de Al Batha, un lugar destinado a los miembros de la dinastía Al Saud.

Inmediatamente después de la oración celebrada en la mezquita de Turk bin Abdullah, en la capital Riad, el cuerpo del rey Abdullah bin Abdelaziz fue sepultado con poca ostentación, en una tumba sin nombres o marcas.

Al entierro asistieron algunos representantes de diferentes países musulmanes.

Tras el funeral, miembros de la familia real y ciudadanos juraron lealtad al nuevo regente en el palacio Kasr al Hukm de Riad, informó el canal árabe Al Arabiya. Entre ellos estaba también el gran muftí del país, el jeque Abdelaziz Al Sheij, principal religioso de Arabia Saudí.

El nuevo rey saudí, Salman bin Abdelaziz, marcó las directrices que se seguirán en Arabia Saudí bajo su reinado: la misma línea política conservadora y tradicional que se ha aplicado en el reino desde su fundación en 1923.

En sus primeras palabras al pueblo saudí, no hizo ninguna alusión a los derechos fundamentales ni a las escasez de libertades en el reino, más bien hizo hincapié en la naturaleza musulmana del país y en su firme intención de no mover ni una coma de las normas.

“Seguiremos aferrados al enfoque tradicional sobre el que fue creada esta nación por su fundador, el rey Abdelaziz (bin Saud) y posteriormente por sus hijos. Nuestra Constitución es el libro de Alá (el Corán) y los actos del profeta Mahoma”, sentenció el nuevo rey.

En la monarquía del moderno Arabia Saudí, fundado en 1923 por el entonces rey Abdelaziz bin Saud, rige la ley islámica y los derechos fundamentales son gravemente restringidos. El país es también conocido como “el lugar de las mezquitas sagradas” de La Meca y Medina, cuyo custodio corresponde al rey saudí.

La otra única cuestión a la que se refirió en su primer discurso fue la “extrema necesidad” de la unidad y cooperación entre las naciones árabes y musulmanas, en un momento en el que la región de Oriente Medio afronta la inestabilidad provocada por el avance yihadista del radical Estado Islámico (EI) en Irak y Siria.

El recién entronizado monarca celebró que su país fue elegido “por Alá como plataforma” del islam y que, guiado por las enseñanzas de “la verdadera religión”, seguirá velando por la cooperación y por los intereses nacionales.

En la inauguración de su trono, horas después de la muerte de su hermano Abdullah, Salman dejó claro de quién se quiere rodear.

Designó a su sobrino Mohamed bin Nayef como segundo en la línea sucesoria del reino petrolero, después del príncipe heredero Moqren bin Abdelaziz, hermano del actual rey.

El decreto real difundido por los medios oficiales saudíes también recoge que Bin Nayef, que mantendrá su cargo como ministro saudí del Interior, será el segundo viceprimer ministro del
Parlamento.

Desde su creación, la monarquía de los Abdelaziz ha pasado de uno a otro hijo del fundador del reino, que suelen recibir el cargo de soberano a una edad ya muy avanzada. El fallecido Abdullah se convirtió en rey a los 81 años de edad.

Ahora es el turno de Salman, de 79 años, que prometió reinar con la misma mano de hierro conocida tradicionalmente en Arabia Saudí, y donde ha destacado la intolerancia hacia la libertad de expresión, la discriminación religiosa y de la mujer, y la criticada columna vertebral del sistema judicial: la ley islámica.

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