La política de EE.UU. hacia Rusia hace dudar de que su objetivo sea elaborar una relación de “coexistencia pacífica”, sostiene el columnista de ‘Foreign Policy’, Jeffrey Tayler.
“EE.UU., a través de Ucrania, está empeñado en escalar su disputa con Rusia, incluso hasta el punto de un conflicto armado“, opina Tayler. Según él, la aprobación del acta ‘Sobre el apoyo de una Ucrania libre’ casi equivale a la declaración de guerra a Moscú.
El documento, que autoriza el suministro de armamento a Kiev, carece de sentido común, indica el analista. Está lleno de largos ultimátums beligerantes e inexactitudes sobre la historia reciente y califica a Rusia de “amenaza para la paz mundial”, argumentó. Desde su punto de vista, el parlamentario ruso Mijaíl Yemeliánov tenía razón cuando decía que “a juzgar por las intenciones de EE.UU., parece que quieren convertir Ucrania en unaplataforma de lucha contra Moscú“.
Por otro lado, las sanciones que Washington introduce no han conseguido ni que Rusia cambie su postura ni que la popularidad de Vladímir Putin dentro del país disminuya, acentúa Tayler. Según las encuestas de opinión, un 85% de la población rusa apoya al presidente.
Desde el punto de vista de Tayler, lo único que puede hacer Washington es buscar un acuerdo con Moscú. Una parte de este acuerdo serían las garantías escritas de que Ucrania seguirá siendo neutral y no se unirá a la OTAN y de que la Alianza renunciará a su expansión hacia el este.
Un acuerdo de este tipo nunca se negoció de manera seria y vale la pena preguntarse por qué, acentúa el analista. “¿Es posible que EE.UU. realmente no haya aprendido nada de sus décadas de experiencia de la Guerra Fría a la hora de tratar con el Kremlin? ¿Habrá Washington completamente prescindido de la diplomacia y prefiere emitir ultimátums, incluso cuando se trata del único país del mundo que posee un arsenal nuclear capaz de destruir a EE.UU. y al resto del planeta?”, comenta Tayler.