El precio del petróleo continúa deslizándose cuesta abajo tras la decisión de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de no rebajar su producción anual. La cotización del crudo Brent y Texas, referencia para los mercados internacionales, ha vuelto a desplomarse este jueves más de un 6% y cae a mínimos de 2010.
Un escenario nada propicio para la economía mexicana, inmersa en un proceso de liberalización de su sector energético. El efecto llamada de la apertura del petróleo hacia inversiones extranjeras depende en gran medida del precio del crudo, y el horizonte del mercado hasta al menos 2016 es de continuas bajadas.
“Es un grave riesgo para México porque se espera que el crecimiento del PIB se vea impulsado con las inversiones privadas en hidrocarburos. Pero con esta caída de precios para el corto y medio plazo es probable que las inversiones no sean financieramente rentables”, apunta Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base. La reforma energética, aprobada a principios de año, está acercándose a su momento crucial. En los próximos meses se darán a conocer las condiciones de los contratos de concesión, con la previsión de que los primeros proyectos estén ya en marcha a mediados del año que viene.
“Este clima de precios bajos supone una presión para el Gobierno. Las empresas se pondrán más exigentes en la negociación de los contratos. Pedirán previsiblemente una relajación de la presión fiscal y un aumento de los márgenes financieros”, señala Miriam Grunstein, profesora-investigadora del CIDE.
La exuberancia en la producción de los países de la OPEP, y sobre todo de EE UU, combinada con el frenazo en la demanda de la locomotora china y Europa, ha hundido el precio del barril de mezcla mexicana (MME) un 30% en los últimos cuatro meses, hasta situarse por debajo de los 70 dólares, mínimos de septiembre de 2010.
En los próximos meses se darán a conocer las condiciones de los contratos de concesión
“Algunas empresas posiblemente no van a poder presentarse a la licitación. Un precio estimado de 75 o 70 dólares por barril pone en peligro los proyectos por ejemplo de aguas profundas, que exigen una fuerte inversión inicial y mucho riesgo”, advierte Siller.
La exploración y extracción en aguas profundas es una de los grandes reclamos de la reforma, al tratarse de una de las áreas en las que Petróleos Mexicanos (Pemex) ha tenido menos éxito en los últimos años por sus limitaciones financieras y tecnológicas. La hasta ahora omnipresente empresa estatal ha visto menguada su producción de 3,5 millones de barriles diarios en 2004, a menos de 2,5 millones en la actualidad.
El petróleo aporta más del 30% de los ingresos públicos en México. Ante la fuerte bajada de los precios de los últimos meses, el Gobierno decidió blindarse a través de los llamados seguros de cobertura. Con la compra por 773 millones de dólares de estos derivados financieros el Estado se asegura un precio por barril de 82 dólares.
“Creemos que en el corto plazo la bajada de precios está cubierta pero no sabemos cuánto tiempo va a durar este entorno de precios bajos”, concluye Grunstein.
El problema para el que de momento no hay parche de emergencia es el precario balance de la extracción y producción de crudo mexicano, que volvió a caer un 3,7% en tasa anual en el tercer trimestre. Un descenso que ha provocado que el Gobierno rebaje su previsión de crecimiento por segunda vez en el año hasta dejarla en una horquilla del 2,1% al 2,6%.
Fuente: www.elpais.com