Por Pedro García
Don Leopoldo H. Salinas. Y Diego; así, Diego a secas, porque en el Congreso de Nuevo León no hay otro Diego más que Diego López Cruz. Ambos estuvieron en Tribuno…
Don Leopoldo: ¡Qué apostura! Bien se dice que el que tuvo, retuvo.
El Diputado Don Leopoldo H. Salinas proyectó lo que fue y conserva: ¡Categoría!
Él que de veras padeció las dificultades políticas del México que se fue, usó a- de- cua- da- men- te la Tribuna y despejó la estridencia gestual y la grandilocuencia; la exageración verbal y la teatralidad de que había echado mano –previamente- un panista, colega suyo, a pretexto de una toma de partido con su personal futurismo de trasfondo.
Misericordioso, el priista Carlos Barona movió la cabeza en desaprobación del desplante de aquél que bajaba de los terrenos tribunicios con los brazos en alto, reivindicando para sí una victoria en un espacio no preparado para entablar una guerra política, sino para rendir honor y homenaje a los integrantes de la Sexagésima Segunda Legislatura, la primera de presencia plural de partidos (1979-1982), en un acto solemne organizado por todos los grupos parlamentarios.
A nombre de los legisladores homenajeados, habla Don Leopoldo…
Qué diferencia desde la forma de arribar ante la Tribuna. Su manera de pararse. ¡Sus formas de parlamentario! Su educación de tribuno al dirigirse a la Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, profesora diputada Dolores Leal.
Luego, sus palabras; el tono, el acento y los matices. Digna para un curso intensivo parlamentario contra la imprudencia.
El parteaguas
Que la sesenta y dos legislatura constituyó un parteaguas, un hito, en la vida política de Nuevo León. Cambio para bien dadas las reformas que el cuerpo colegiado legisló: la Glosa del Informe de gobierno; modificaciones constitucionales, las de orden electoral, la creación del Consejo Tutelar para Menores, la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos.
Don Leopoldo también enumeró el Reglamento del Congreso, el Diario de Debates. Todo en un color de voz digna de ser escuchada con atención, como así ocurrió por parte de la concurrencia, en un ambiente recuperado de moderación y prudencia.
Un ambiente reanimado en humildad: A mis ochenta y cinco años, es un privilegio estar aquí, y agradezco a Dios por recibir esta inmerecida consideración, concluía el Diputado Salinas.
¡Canta Diego!
…Y Diego. El croquista. ¡Canta Diego!, lo embromaba la raza de la CROC en pleno, desde las galerías donde se instaló la clase sindical y política de la organización obrera que desgranó aclamaciones y sonoros aplausos a la memoria de Don Agustín Serna Mendoza a la mención de las honras a los diputados de la 62 Legislatura que trabajó en el antiguo recinto ubicado en el Palacio de Gobierno del Estado.
Salón legislativo que se convirtió en Palacio –fuera del edificio de gobierno- en su actual ubicación en la Gran Plaza, obra de modernización impulsada por el inquieto, inteligente y político por los cuatro costados, que fue Don Alfonso Martínez Domínguez, el aún recordado Gobernador tanto por la obra pública como la de orden jurídico-social.
Agustín Serna Servín asistió al acto y recibió las atenciones particulares de otro sindicalista, el diputado, profesor, José Isabel Meza. Su colega, el diputado, profesor, Juan Antonio Rodríguez también patentizó sus cortesías a Serna Servín.
El abogado Agustín Serna de León, su hijo, recibió el diploma que reconocía a su abuelo. El licenciado Ramón Serna Servín apreciaba el acto. Volvía al Congreso donde aprendió el oficio de la representación popular impulsado por los electores del Sexto Distrito Local. Juan Manuel, Osvaldo y Josefina también están presentes. Lalo, puntual. Agustín, el periodista, infaltable.
En aquél entonces, un niño
Desde su curul, el joven Alberto Serna atestiguaba conmovido el momento pues en Tribuna había recordado aquéllos años cuando daba sus primeros pasos sobre los mosaicos del viejo Congreso a donde era llevado de la mano por su padre, Agustín el actual presidente del Consejo de la CROC, también con foja de servicios de diputado local y federal.
El diputado Alberto Serna había dicho: “hoy nos corresponde a nosotros los diputados de la 73 Legislatura responder a las exigencias de nuestro tiempo, y tal como ya lo hemos hecho con la aprobación de la nueva legislatura electoral, seguir en la ruta del perfeccionamiento de la democracia”.
“Bajo el liderazgo del Presidente Enrique Peña Nieto, en conjunto con el gobernador Rodrigo Medina tenemos la obligación de consolidar aspectos fundamentales que harán a nuestra democracia mucho más fuerte y plural”, agregó.
Desde la paridad de género hasta la existencia de candidatos independientes en los próximos comicios, son temas que nos toca afianzar para que en el futuro, al igual que ustedes (homenajeados), nos toque formar parte de la historia democrática de nuestro país, concluía.
¿Te acuerdas Fredy?…
Diego López recordó los oficios que invirtió la diputación del PRI para convencer, como así fue, al gobernador Don Alfonso para que la panista Consuelo Botello fuera elegida Presidenta del Congreso.
Fue una legislatura de mucho aprendizaje, formada por grandes hombres y mujeres. “Y nos dábamos unos ´entres´ muy sabrosos”. Y confiaba a la concurrencia que Don Leopoldo H. Salinas, todavía antes del homenaje, le dijo “no me vayas a tirar”, arrancando las risas en las curules y las galerías. Aquí en el congreso somos como los boxeadores, pero abajo nos damos la mano.
“¿Te acuerdas, Fredy (actual coordinador del PAN con quien Diego coincidió en pasada legislatura)? Peleen, discutan, hagan sentar sus ideales, pero éste no es momento de hablar de partidos políticos”.
“Al final, todos somos los mismos. Yo respeto a todas las religiones porque todas llevan a Dios”.