Los miembros de la Reserva Federal están más preocupados por la debilidad del crecimiento en otras partes del mundo y por el impacto del fortalecimiento del dólar sobre la economía estadounidense, según las actas de la reunión de política monetaria de la Fed publicadas el miércoles.
Los responsables del banco central mostraron su inquietud en la reunión celebrada el 16 y 17 de septiembre por el hecho de que el decepcionante crecimiento de Europa, Japón y China pudiera menoscabar las exportaciones de Estados Unidos. Mientras, la divisa más fuerte, al reducir el coste de los bienes y servicios importados, podría mantener la inflación del país por debajo del objetivo de la Fed del 2%. El personal de la Fed también revisó su previsión de crecimiento a medio plazo en parte debido a esos temores.
La preocupación generalizada es un motivo añadido para que la Fed siga manteniendo los tipos de interés a corto plazo cerca de cero, incluso pese a la mejoría de la economía.
“Algunos participantes mostraron su preocupación por que la persistente escasez de crecimiento económico e inflación en la eurozona podría provocar una apreciación mayor del dólar y tener efectos adversos sobre el sector exterior de Estados Unidos”, señalaron las actas, que fueron publicadas con la tradicional demora de tres semanas. “Varios participantes añadieron que un crecimiento económico más lento en China o Japón o unos acontecimientos no anticipados en Oriente Próximo o Ucrania podrían suponer un riesgo similar”.
Estos miedos sobre el crecimiento mundial y las repercusiones económicas de un dólar fuerte representan un nuevo giro en el actual debate de la Fed sobre cuándo subir los tipos de interés a corto plazo. Los miembros del banco central han pasado el verano discutiendo el calendario y la mecánica de los incrementos de tipos. Muchos miembros esperan que el primer repunte de los tipos llegue a mediados de 2015. La mejoría del mercado laboral estadounidense ha animado a algunos integrantes de la Fed a presionar para que la subida de tipos sea antes.
Las actas mostraron con más claridad de lo que venía siendo habitual que la preocupación por el crecimiento mundial y el impacto desinflacionista de una divisa fuerte están llevando a los responsables de la política monetaria estadounidense a hacer una nueva pausa respecto a la modificación rápida de los tipos.
El euro cae casi el 8% frente al dólar en lo que va de año, y gran parte de ese desplome se ha producido a partir de junio.
Hay muchas ventajas derivadas de una moneda fuerte. Va de la mano de los flujos de capital entrante que podrían impulsar la inversión interna. También apisona la inflación y quita presión al banco central para elevar los tipos de interés.
Sin embargo, los miembros de la Fed últimamente han intentado acelerar la inflación, no lo contrario, porque se ha mantenido por debajo de su meta del 2% durante más de dos años.
Los responsables de la Fed han comenzado a hablar más sobre sus temores en relación con el panorama mundial.
“La apreciación del dólar y el debilitamiento de las perspectivas de crecimiento extranjero”, además de los bajos precios de la energía se unirán para “amortiguar las presiones de inflación”, dijo el martes William Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, en un discurso.
Dudley agregó que “la apreciación del dólar se debe probablemente en parte a la creciente confianza en la mejora de las perspectivas de crecimiento en Estados Unidos” y, por ello, es algo a favor de la economía estadounidense.
Aunque los responsables de la Fed debatieron el impacto sobre la economía estadounidense del debilitamiento del entorno mundial, siguieron adelante con otros temas que llevan semanas en la agenda del banco central. Entre ellos, el momento y el modo en que cambiará su orientación al público respecto a los tipos de interés a corto plazo.
Desde marzo, la Fed está diciendo que mantendrá los tipos de interés cerca de cero durante un “tiempo considerable” tras el fin de su programa de compra de bonos. El programa concluirá en octubre, por lo que se ha incrementado el debate sobre un cambio de la guía de política monetaria.
“Algunos de los participantes pensaban que la actual previsión de política monetaria respecto al tipo de interés de los fondos federales daba a entender un periodo más prolongado antes de una subida y quizá también después un aumento más gradual del tipo de interés de los fondos federales del que consideraban que podría ser el apropiado en vista de las condiciones económicas y financieras”, recogían las actas. “Además, se habló del temor a que la alusión a ‘un tiempo considerable’ en la actual previsión de política monetaria podría malinterpretarse como un compromiso más que como algo que depende de los datos”.
Las actas hacen hincapié en que la decisión de la Fed sobre los tipos de interés depende, de hecho, de cómo evolucione la economía y sugieren que el cambio de la guía está cobrando forma.
“La mayoría de participantes mostraron su preferencia por aclarar la dependencia que tiene la actual guía a futuro de los datos macro y de la valoración del comité sobre el progreso hacia sus objetivos de empleo máximo e inflación del 2%”, indicaron las actas. “Se consideraba que una aclaración de estos términos probablemente mejoraría el entendimiento del público de la reacción (de la Fed), al tiempo que permitiría al comité mantener la flexibilidad para responder de manera apropiada a los cambios de la perspectiva económica”.