Urgen garantizar al agro en Constitución uso del agua como derecho fundamental

Falta de infraestructura, transporte, vivienda y agua no son los únicos retos que el nearshoring y la migración de centro y sudamericanos están planteando a Nuevo León y a otras amplias zonas en México, sino también la producción de alimentos para satisfacer la demanda de la creciente población en áreas urbanas como Monterrey, alertó el ganadero y abogado Gerardo Jiménez Cantú.

Por ello, en su nuevo libro “Breviario de un Ganadero en Zonas Semiáridas” presentado hoy en el Museo de Historia Mexicana en Monterrey y cuyo prólogo escribió el también abogado, ganadero y político Lucas de la Garza González, Jiménez Cantú urge a adicionar al párrafo sexto del artículo 4º. de la Constitución que el derecho fundamental al agua se extienda a la actividad agropecuaria, pues actualmente dicho párrafo se constriñe a catalogar de esa manera sólo al uso personal y doméstico del líquido. Esto debe ser, agregó el autor en entrevista, porque así como el agua es indispensable para vivir, también lo son los alimentos, y estos últimos se encarecerían si hay que traerlos de lugares lejanos en el país o del extranjero al negar el agua para uso agropecuario cercano; y debe ir acompañado de medidas que aseguren un más eficiente uso del líquido en este sector.

“De tornillos y tuercas no vamos a vivir, no vamos a comer, y todo mundo está pensando en más riqueza a base de industria y al campo lo tienen abandonado; la gente del campo requiere el agua para sobrevivir y producir, es fundamental, y los gobiernos han abandonado a este sector retirándole todos los apoyos” y jueces han negado amparos a campesinos aún y cuando poseen concesiones debido a que el uso del agua en la actividad agropecuaria no es considerado un derecho humano o fundamental, advirtió el ganadero con más de 30 años en esta actividad.

La migración de miles de personas a las ciudades por el nearshoring y por los migrantes centro y sudamericanos que entran al país, está generando un rápido crecimiento en la demanda de alimentos en los centros urbanos, lo que sumado a los problemas que vendrán en la producción de alimentos en el campo por no garantizar el agua para este uso, llevarán a la necesidad de traerlos de lugares más lejanos, y esto encarecerá aún más los alimentos.

En la presentación del libro “Breviario de un Ganadero en Zonas Semiáridas” en el Museo de Historia Mexicana en Monterrey, ante más de 100 asistentes, en su mayoría productores agropecuarios, participaron Adrián de la Garza Tijerina y David Galván Ancira, Presidente y Secretario, respectivamente, de la Unión Ganadera Regional de Nuevo León; Noel Ramírez Mejía, Tesorero de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas; el ex Gobernador nuevoleonés Benjamín Clariond Reyes-Retana; Jorge Cantú Valderrama, ex Secretario General de Gobierno de Nuevo León; y el señor Manrique Serna Chapa, Presidente de la Asociación de Ganado Simmental Simbrah Simmangus Mexicana.
“El libro tiene el objetivo de proporcionar consejos a las personas que comienzan en las actividades agropecuarias en México, sobre todo en el noreste que es una zona difícil por ser de tierras semiáridas; en su primera parte, doy unos consejos para comprar un rancho, qué es lo que debe analizar una persona al comprar un rancho”, indicó Jiménez Cantú.

“En mi caso, yo lo compré hace más de 30 años a troche y moche, pude pagarlo y lo compré sin tomar en cuenta lo que ahora los fracasos me han dado una experiencia amplia que la transmito en estas líneas para que otro no cometa los errores que yo cometí”, añadió con un dejo de nostalgia.

También, agregó, cómo decidir qué vocación se le dará al rancho; la elección de la raza de ganado factible de adaptarse al medio ambiente en el rancho; planificación de potreros; qué pastos conviene inducir; el momento óptimo para aprovechar el pasto establecido; la obligación de reforestar el rancho métodos para mitigar los efectos de sequías y heladas; las relaciones laborales entre el ganadero, su administrador y el resto del personal; recomendaciones para la sucesión testamentaria, entre otros.

El libro finaliza con un rompecabezas que denomina “Manejo Integral” y que muestra todas las partes que debe tener un rancho para lograr ser productivo, como la administración, nutrición, bienestar animal, genética, personal con amor al rancho, reproducción, sanidad y manejo de pastizales. “Si se arma el rompecabezas, el rancho será productivo”, subrayó el autor.

Tras haber realizado su primera adquisición de un rancho con unas 10 vacas hace más de 30 años, Jiménez Cantú ejerció la actividad que le apasiona en el campo y actualmente es propietario de la Ganadería GJC, ubicada a 28 kilómetros de Linares, con bovinos de razas de registro Simbrah, Simmental y Brahman, y planea extender su actividad diversificando a ganado caprino.

El ganadero ha publicado los libros “Los estilos de monta de los primeros jinetes del Nuevo Reino de León” (1992), “Camino a la Hacienda de San Pedro” (1993), “La imprescindible mula” (2009) y “Epopeya de un ganadero” (2013).

De origen regiomontano, Jiménez Cantú egresó de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León en 1965, donde ejerció cátedras de Derecho por algunos años; ha sido abogado litigante, Agente del Ministerio Público (1968-1975), Director de Averiguaciones Previas en la Procuraduría General de Justicia del estado de Nuevo León (1975-1977) y Director Jurídico del municipio de Monterrey (1992-1994), entre otros cargos.

El abogado considera como imperiosa la necesidad de promover ante las autoridades por parte de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas, las 48 uniones regionales en el país y las asociaciones de ganado de registro, la iniciativa de adición al párrafo sexto del artículo 4o. constitucional para extender el derecho fundamental del uso del agua para fines agropecuarios.

Advirtió que al haber abandono del campo por parte de los gobernantes y negar el derecho al agua para la producción alimentaria, se corre el riesgo de una reducción de las zonas para siembra y animales, lo que generaría reducción en la producción de alimentos más cercana a las ciudades, posible escasez de productos, su transporte desde lugares más lejanos y de importación provocando aumentos en precios de estos productos en zonas urbanas y rurales, y más pobreza.

 

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