Por.- Leyendas regionales
Qué pecados está pagando el risueño municipio de Zuazua, Nuevo León, donde se ha enquistado el cáncer de la corrupción a pesar de las ALTERNANCIAS políticas en donde personas oscuras y de bajísima calidad personal, abusan del poder y del presupuesto, en agravio del bienestar de las familias.
Habitantes enterados, advierten a Morena de la infiltración que hay en ese partido de políticos para alcanzar la alcaldía en el 2024, con el problema que son elementos corruptos que pretenden prolongar su poder bajo las siglas del movimiento creado por López Obrador.
Señalan a Mario Escoto, por ejemplo, quien busca o ya está afiliado (por debajo de la mesa) a Morena, “chapulineando” de Movimiento Ciudadano.
Alertan que Escoto tiene en su equipo político a elementos a los que califican de nefastos como Magdalena Puente Iracheta quien se ha ganado mala fama porque se la pasa fastidiando a la gente y a los partidos de oposición que se atreven a solicitar información oficial o que se TRANSPARENTE LA DOCUMENTACIÓN PÚBLICA como las actas del Ayuntamiento.
Abundan que Magdalena usa redes sociales con seudónimos para tratar de pasar inadvertida, ocultar su autoría, de la guerra sucia que emprende contra adversarios de su jefe quien es víctima de la “confianza extrema” que le tiene, pero que podría convertirse en un problema de imagen pública -para Escoto-, quien sufre el síndrome de la negación: “no es verdad, no es verdad”, pero más temprano que tarde su colaboradora va a perjudicarlo en su carrera política.
En Zuazua los únicos que cuentan son los grupos políticos identificados en los distintos partidos políticos que se han pasado la estafeta del poder y las llaves del presupuesto que, aunque pequeño, ha sido suficiente para el ENRIQUECIMIENTO de alcaldes, regidores y gente del gabinete en la más reciente historia electoral y que para el pueblo ha resultado exactamente lo MISMO !!!
Observadores políticos aseguran que los últimos alcaldes se han apropiado brutalmente del erario con la toma abusiva de cantidades millonarias, más las “buscas” en efectivo. Eso es comprobable siempre y cuando las fiscalías y los auditores de la función pública se vayan por la libre y revisen los patrimonios, señalan.