Por Pedro García
El Covid-19, lo dicen médicos que han manejado epidemias, está pasando pero está siendo relevado por mutaciones: el famoso Delta, y que si bien las vacunas ayudan a paliar la fuerza del contagio en hospitalizados y defunciones, el virus estará yendo y viniendo.
Se comenta la importancia de acudir a la vacunación y hay la estimación de que acumulados los que ya tienen la inoculación y los que han logrado recuperarse, es probable que un 70 por ciento de los mexicanos estamos protegidos.
Por otro lado, se observa la necesidad de que, en adelante, aumente la inversión presupuestal en el sector salud y que México vuelva a su condición de fabricante reconocido en vacunas.
Veo en las redes sociales personas que comparten el azote de una “tercera ola” del virus basados en informaciones en los medios con números de contagiados y muertes.
El dato causa miedo y cualquier síntoma de simple resfriado nos ronda la sospecha de haber sido, ya, golpeados por el Delta.
Entre tanto, por mi parte considero que el personal médico ha conseguido un fogueo relevante para lidiar con el Covid, es decir, se ha dado un entrenamiento directo y las instalaciones hospitalarias se adecuaron para controlar el caos inicial.
También estimo el papel administrativo y epidemiológico de los rangos directivos hospitalarios responsables de disponer y distribuir de manera adecuada los espacios: camas y equipos para atender los casos graves.
Se actuó rápido en medio de la crisis sanitaria, lo cual no es sencillo. Ahora hay un nuevo desafío y se está enfrentando con la experiencia del combate al Covid. Ese fogueo, ese conocimiento médico, tiene un alto valor práctico, como decía líneas arriba, entre el personal y los mandos directivos.
Estimo que esa experiencia práctica debe ser aprovechada como una estrategia de mejora continua y echar mano de los doctores y doctoras, enfermeras y enfermeros y el nutridísimo personal en Salud vigente, incluyendo a los directivos para que, a partir del próximo gobierno, lideren la guerra contra el Delta. Uno de esos elementos puede ser el doctor Juan Luis González, actual director de Hospitales quien en el último fragmento del actual gobierno está sometido, otra vez, a una gran prueba sanitaria que demanda eficiencia y sensibilidad.
