México.- Si en la Ciudad de México la tragedia tuvo medida: 7.1 grados en la escala de Richter; la esperanza tiene nombre: Frida Sofía.
La estudiante de secundaria de 12 años se convirtió en el emblema de la lucha de los rescatistas por encontrar sobrevivientes del sismo del pasado martes.
Al cierre de esta edición los más de 50 hombres involucrados en el rescate no habían logrado llegar a ella.
La menor se encuentra sepultada entre los restos del colegio “Enrique Rébsamen”, ubicado en la delegación Tlalpan, desde las 13:15 horas del martes.
Aún más: ni siquiera está confirmado que esa sea la identidad de la joven.
Un rescatista escuchó decir que se llama Frida Sofía, pero hay versiones que señalan que el colegiono tiene estudiantes con ese nombre.
Sin embargo, sí hay una menor atrapada y viva bajo dos losas de concreto, y de acuerdo con los rescatistas que coordinaron las actividades, y son integrantes de la Policía Federal, la menor aseguró que se encuentra en contacto con otros cinco niños.
El colegio colapsó después del temblor y causó la muerte al menos 21 niños y cinco adultos, y ha concentrado la atención mediática.
Las transmisiones ininterrumpidas de las cadenas de televisión nacional se concentraron en esta historia, que recuerda a los 16 recién nacidos del Hospital Juárez, quienes en 1985 fueron rescatados de los escombros, algunos hasta cinco días después del sismo de 8.1 grados que devastó la capital mexicana.
Alrededor de las 9:00 horas, la menor dio señales de vida entre los escombros de la escuela.
A esa hora se le adjudicaron ocho años de edad. Rescatistas informaron que la niña pidió agua y dijo que no se podía mover, ya que tiene lastimada una pierna y un brazo.
De acuerdo a informes de las autoridades encargadas de las maniobras, los menores alcanzaron a resguardarse debajo de una mesa que se encuentra en lo que era la cocina de la casa de la directora del colegio, quien vivía en el cuarto piso del plantel.
Por su parte, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, explicó que hasta el momento no se ha podido localizar algún familiar de Frida y que ningún padre de familia se ha acercado a reclamar la búsqueda de su hijo.
En el sitio del rescate se volvieron constantes los llamados al silencio total, para obtener nuevas pruebas sonoras de vida, lo cual no se logró porque, como narraron testigos, los escombros frecuentemente crujen y sueltan trozos de material que impiden escuchar con claridad.
La llegada de la lluvia agregó una preocupación al equipo de rescate, por el temor de que la tierra se reblandeciera.
También señalaron el riesgo de que la placa de lo que era el techo se deslizara si se presenta una réplica del sismo.
Al cierre de esta edición, con 36 horas de labores, los rescatistas han reunido más dudas que certezas acerca de la identidad de la menor atrapada.
Lo único que tienen claro todos es que se encuentra con vida y, como ellos mismos afirmaron, no se irán hasta sacarla.