El Presidente, Enrique Peña Nieto, y el PRI, están en riesgo de perder las elecciones parciales del 2015, entre ellas la de Nuevo León, en caso de no ofrecer los beneficios económicos que requieren los mexicanos en el corto plazo, por lo que deberá actuar de manera eficiente y rápida antes del suceso electivo del próximo año.
De acuerdo a los estudiosos del tema, el Presidente Peña Nieto cosechará los beneficios económicos y sociales para la sociedad mexicana producto en buena medida de la reforma energética pero también del resto de las otras (telecomunicaciones, fiscal, financiera, educación y política), en los próximos 12 o 15 meses, que le beneficiará a él y al PRI en la elección presidencial del 2018, pero no así en las del próximo año.
La credibilidad de los mexicanos en el gobierno de Enrique Peña Nieto que la asegure el triunfo a su partido en las elecciones de los estados donde se renovarán gubernaturas, diputaciones locales y federales y las alcaldías en el 2015, dependerá de una estrategia que adelante, en buena parte, los beneficios económicos de las reformas aprobadas, sobre todo de la energética.
Es decir, qué tan difícil sería para el Presidente y su gabinete económico crear una maniobra financiera que permita ofrecer a los mexicanos tarifas eléctricas a precios más bajos, que hoy en día son una de las más altas en el mundo, y si las comparamos con las de Estados Unidos son aproximadamente 25 por ciento más caras.
Además, está lo del famoso “gasolinazo” que el gobierno de Peña Nieto prometió terminarlo hasta principios del 2015, o quizá más tarde, pero que a los mexicanos les urge retire el aumento mensual a las gasolinas que perjudica a quienes perciben salarios cuyo poder adquisitivo va en descenso cada día.
Y qué podemos decir del otro energético básico e indispensable en todos los hogares mexicanos, en la industria y el comercio: el gas, cuyas tarifas están en manos de empresas trasnacionales que tienen plena libertad de fijar su costo de consumo, demasiado caro para los mexicanos, sin que en ello se vea mayor intervención del gobierno mexicano.
Los analistas Peter Schechter y Jasón Marczak escribieron en el diario inglés Financial Times, que de acuerdo a las encuestas efectuadas a la sociedad mexicana el resultado está lleno de pesimismo y mal humor de los electores mexicanos.
Señalan que estos sondeos estiman que el 60 por ciento de los mexicanos desaprueban la labor del presidente en temas económicos.
Es decir, que el gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto está pagando el precio por el lentísimo crecimiento económico del último año y medio, por lo que “es probable que el partido oficialista, el PRI, pagará por esto en las elecciones parciales del 2015”.
Sin embargo, corrigen, “sería un gran error apostar en contra de Peña Nieto para la próxima elección presidencial en el 2018”, pues asumen que México estará en plena cosecha de los cambios económicos y el resultado de esa elección puede que consolide al PRI en el poder por décadas.
Derivado de sus exposiciones, ambos analistas asientan que junto con las demás reformas, la ley energética es “una apuesta a largo plazo”, de allí que el Presidente Enrique Peña Nieto tendrá que pensar seriamente, si es que no lo tiene ya proyectado, elaborar una estrategia que le procure allanar el camino al PRI en las elecciones del 2015 y le atraiga las preferencias de los electores frente a su más acérrimo enemigo político el PAN.
Se entiende pues que si el Gobierno continúa con la misma tenacidad que concilió y negoció el éxito de las reformas en el Congreso de la Unión, y asume una postura que beneficie económica, social y políticamente a los mexicanos en el corto plazo, con cargo al futuro repunte económico de México por efecto de las reformas, sobre todo la energética, Peña Nieto y el PRI se estarían alejando del riesgo de fracaso en las elecciones intermedias del próximo año.
Ambos expositores no tienen dudas que con la reforma energética, de telecomunicaciones, fiscal, financiera, educación y política, “la economía mexicana comenzará a despegar en los próximos 12-15 meses, y así, Enrique Peña Nieto y su partido cosecharán los beneficios por décadas.