- El México Opera Studio ofrece su tercera entrega del V Ciclo de Ópera Mexicana a través del concierto Resonancias, 200 años de Ópera Mexicana, con un repertorio de 13 composiciones de autores mexicanos, entre ellos Cenobio Paniagua, Daniel Catán, Melesio Morales, Carlos Jiménez Mabarak y Miguel Meneses, entre otros
La tarde de ayer domingo fue endulzada por las voces de una soprano, una mezzosoprano, un tenor y un barítono que entregaron un repertorio de 13 composiciones para dar forma al concierto Resonancias, 200 años de Ópera Mexicana, presentado por el Mexico Opera Studio (MOS) en el Centro Cultural Plaza Fátima.
Ana Rosalía Ramos, soprano; Rosa Muñoz, mezzosoprano; Édgar Villalva, tenor, así como Josué Cerón, barítono, dieron vida a las 13 composiciones de autoría mexicana de los siglos XIX, XX y XXI que emocionó al público al escuchar con mucha atención el contexto histórico del país al momento en que sus autores las crearon.
Antes de iniciar el concierto, Rennier Piñero, codirector artístico del MOS, acompañado de Alejandro Miyaki, director musical del MOS y Ana Rosalía Ramos, soprano de la Ópera Nuestra Herencia Olvidada, dieron una breve introducción de la tercera entrega del V Ciclo de Ópera Mexicana.
“El trabajo que hoy tenemos, que se llama Resonancias, lo presenta el Mexico Opera Studio que celebra este año el V Ciclo de Ópera Mexicana; siempre hemos dedicado una parte de nuestro programa anual a recuperar el rico patrimonio lírico mexicano.
“Comenzamos hace 5 años poniendo en pie la Misa de Seis, de Carlos Jiménez Mabarak y este año terminará la puesta en escena de este ciclo con la obra de Paso del Norte de Víctor Rascado a partir de la obra de Hugo Salcedo y antes reestrenaremos después de 160 años la obra Atala, una obra de ópera mexicana de Miguel Meneses, uno de los padres de la ópera mexicana”.
Piñero señaló que escuchar esta música da siempre la sensación de hacer como un viaje de descubrimiento al escuchar por primera vez música que no es necesariamente el repertorio “que tenemos en la oreja”.
Por ello, invitó a los presentes a descubrirla desde una posición mucho más activa, tratando de identificar qué es lo que nos proponen los compositores mexicanos sobre nuestra cultura y sobre nuestra idiosincrasia.
En tanto, Alejandro Miyaki, director concertista, resaltó que las selecciones incluyeron a los diversos compositores mexicanos como Federico Ibarra, Melesio Morales y Luis Castro, entre otros y quienes a lo largo de dos siglos han engalanado las óperas mexicanas, por lo que llamó a disfrutar las creaciones que interpretaron esa tarde, en donde él mismo estuvo al piano para acompañar las interpretaciones de las cuatro voces.
Entrevistado al final del concierto, el ingeniero Alejandro Pérez, miembro del Consejo del Mexico Opera Studio y presidente durante los primeros cinco años, cargo que dejó hace unos meses, destacó la calidad de las voces de los cuatro intérpretes que cautivaron al público en Plaza Fátima al señalar que “les dejaron la vara muy alta” a las generaciones que están actualmente en formación en el MOS.
AL RESCATE DE UNA HISTORIA ENTERRADA
La soprano Ana Rosalía Ramos, egresada del MOS, habló en representación de la compañía Ópera Nuestra Herencia Olvidada, dedicada a la investigación, rescate, montaje e interpretación de las óperas de los autores mexicanos, desde el siglo XIX hasta la fecha y cuyos integrantes estuvieron a cargo de las 13 interpretaciones de 10 diferentes óperas que se hicieron este domingo.
Ramos resaltó que el trabajo de Nuestra Herencia Olvidada nace a raíz de que en las escuelas de música no se conoce la ópera mexicana porque les enseñan desde una academia “totalmente europeizada” y fue hasta que ella egresó del Conservatorio Nacional de Música que supo de la existencia de las obras creadas por autores mexicanos.
“En el 2019 que yo me titulé, descubrí que existía la ópera mexicana y empezamos a revisar Carlos Fernando Reynoso Morado, barítono que actualmente vive en Estrasburgo, él y yo empezamos a trabajar, a descubrir los archivos históricos de las escuelas de música, en los archivos de la nación, donde había partituras de manuscritos originales de puño y letra de los compositores que nunca más se había escuchado, eso es de hace 150 años”.
Debido a ello, explicó la soprano ante un público muy atento, comenzaron a trabajar con el apoyo de becas del FONCA para analizar y restituir dichas partituras y hallaron documentos en que, debido a su antigüedad, las letras se traspasaban de una hoja a la otra, por lo que se dieron a la tarea de rescatarlas, revisarlas y digitalizarlas y algunas de ellas fueron parte del repertorio que ofrecieron de manera inédita.
Destacó la labor de musicólogos e investigadores que desde hace 20 años están dedicados a este rescate, pero no había cantantes interesados en interpretarlas, por lo que a través de Ópera Nuestra Herencia Olvidada fue que decidieron hacerlo y agradeció al MOS por su apoyo para incluirlas en su V Ciclo de Ópera Mexicana para darles voz a estos compositores.
Resaltó que las óperas más antiguas rescatadas forman parte de la identidad de México como nación independiente, “porque la ópera nos pertenece, porque la ópera es formadora de una nación, la nación independiente, porque era la manera de educar a sus nuevos (ciudadanos) independientes”.
EL REPERTORIO, CON ORGULLO MEXICANO
Abrió la tarde Ana Rosalía Ramos con “Eccomi alfine”, de la ópera Leonora, de Luis Baca; vendrían luego, con distintas voces, en solos y a veces a dúo, trío o cuarteto, “Il sacrificio mio… Un segreto in te riposto”, de Catalina di Guisa, de Cenobio Paniagua; “Oh, ciel che intesi io mai”, de Ildegonda de Melesio Morales, seguida luego por “Visión purísima” de Atzimba, de Ricardo Castro, obra en español.
Tras cada interpretación, fluían los aplausos del público y la tarde siguió con “Quale arcano m’apristi?… Ella di mia progenie”, de la ópera Atala, de Miguel Meneses; Concertante final de Ildegonda, seguida de “Los arrullos de la cuna”, de El Último Sueño, de José F. Vásquez; “Güera, tengo que decirte adiós”, de La Güera, de Carlos Jiménez Mabarak. Esta última se refiere a Simón Bolívar y su breve romance con la “La Güera Rodríguez”.
La interpretación número 9 de la tarde fue “Me asedian fantasmas, espectros”, de Despertar al Sueño, de Federico Ibarra; “¡Álvaro, Dios!”, de Florencia en el Amazonas, de Daniel Catán; “Querido Don Pablo”, de Il Postino, de Daniel Catán, para despedir con “¿Dónde estás, Cristóbal?”, de Florencia en el Amazonas. A petición del público que pedía a coro una última selección, interpretaron a cuatro voces Concertante final, de Catalina di Guisa, de Cenobio Paniagua.