Por Pedro García
A veces, al Chipocludo como que le gana el tedio en determinadas “mañaneras” las que ha llegado a calificar, él mismo, como “muy planas”, es decir, que los colegas reporteros no le llevan interrogantes de fondo. Al menos así lo aprecio yo.
La última semana, del 7 al 11 de febrero, el Presi hubo de introducir algunos aderezos informativos para sacar del letargo los encuentros con la prensa en Palacio Nacional, como el cómico sentón que sufrió el regio Gilberto Lozano en pleno vídeo de redes sociales, claro, echando pestes contra el Mandatario.
En otra sesión, el jefe de la Nación brindó una Nota de Ocho Columnas (mundial, estimo yo) al dictar una “pausa” en las relaciones de su gobierno con el de España. Cómo en las relaciones amorosas, el famoso AMLO dijo que ambos gobiernos debían de darse un tiempo para tratar de conducir por el mejor redil los intereses de ambas naciones.
Lo anterior, en medio de un ambiente de estira y afloja con la Cámara de Diputados, empresarios metidos en el ramo energético y el gobierno de Estados Unidos del que, varios de sus distinguidos miembros han visitado al presidente López Obrador para aclarar paradas, de cómo les va a ir a los inversionistas estadunidenses, en caso de que la Reforma enviada por AMLO, sea aprobada.
El mandatario mexicano ha brindado información a los mexicanos de manera clara, definida y puntual sobre el desarrollo de sus encuentros con los emisarios del Tío Sam, episodios en los que algunos periódicos y otros Medios mexicanos quieren ver derrotado a López Obrador.
Pero, nada, AMLO ha estado informando a los notables americanos del teje y maneje de corrupción y abusos por parte de las empresas extranjeras que participan en el mercado eléctrico, y de los agravios que ello ha significado para la Hacienda pública. Especialmente las corporaciones españolas.
Además, AMLO reafirma su régimen de Nacionalismo Revolucionario (implantado en tiempos del “glorioso” PRI) de fortalecimiento de PEMEX y la CFE, por ejemplo, y de otros sectores sensibles en donde ahora ha irrumpido como la nueva joya de la corona, el litio, mineral muy ambicionado –se dice- por las corporaciones mundiales.
Así, el Presidente es claro: en la recuperación y fortalecimiento del sector energético no hay marcha atrás, al contrario, va por casi todas las canicas, sin dejar de permitir el juego al sector privado.
Y, también, su gobierno impulsa, para amargura de sus opositores, un plan amplio de generación de energías limpias para consolidar el sitio de México como uno de los países con la menor proporción de emisiones contaminantes al ambiente.
Y tan claro es en su mensaje que dice y repite, con datos duros, que los países que más contaminan son, China y Estados Unidos y una nutrida lista de países desarrollados en donde México “pinta” muy poco.